Como en el tango “Volver”
allí donde hicimos nido,
algo nuestro se ha perdido,
algo ya no puede ser.
Ya no es posible beber
el agua que se ha bebido
y como de mí ha partido
tanto que fui sin querer
¿quién me podrá defender
de la muerte y del olvido?.
La distancia suele ser
pirata de lo vivido,
sepulcro de lo sentido
que no aprendió a renacer.
El agua suele correr
desde el manantial que ha sido
y el espacio recorrido
es agua de no volver,
¿quién me podrá defender
de la muerte y del olvido?